En el escenario de la Federación Dominicana de Ciclismo (Fedoci), una figura resalta de manera cuestionable: su presidente. Este líder, más enfocado en perpetuarse en la presidencia y en su afán por representar al ciclismo en organismos internacionales, parece haber perdido de vista la esencia misma de su responsabilidad: impulsar y respaldar el ciclismo dentro del país. ¿Cuál es el costo de este delirio de grandeza, y cómo afecta al desarrollo y apoyo a los ciclistas dominicanos?
El presidente de Fedoci muestra una insistencia inquebrantable en retener su cargo y, al mismo tiempo, se embarca en un viaje de representación internacional. Sin embargo, mientras persigue posiciones en comités internacionales, el ciclismo dominicano queda relegado al olvido. La ausencia de presencia y apoyo efectivo de Fedoci se convierte en un lastre para los ciclistas locales, que carecen de recursos y respaldo para sobresalir en competiciones nacionales e internacionales.
La preocupante realidad es que los gastos destinados a mantener al presidente de Fedoci en estas posiciones internacionales podrían ser mejor utilizados en el desarrollo directo del ciclismo dentro del país. Cada recurso malgastado en un interés unipersonal de mantener un cargo de prestigio es un recurso que no se invierte en infraestructuras, programas de entrenamiento, y apoyo a jóvenes talentos ciclistas.
Es imperativo cuestionar la verdadera motivación detrás de este afán por ocupar puestos de envergadura en organismos internacionales. ¿Es el bienestar del ciclismo dominicano la prioridad o simplemente el deseo de figurar en el escenario mundial? El presidente de Fedoci necesita recordar que para representar con éxito al ciclismo dominicano a nivel global, primero debe asegurarse de tener su casa en orden.
Los amantes del ciclismo dominicano, desde atletas hasta entusiastas, deben levantar la voz para exigir un liderazgo que ponga al ciclismo local en el centro de su agenda. No se trata solo de ganar reconocimiento internacional, sino de construir una base sólida que permita el florecimiento del ciclismo dominicano en todas las categorías y niveles.
En última instancia, es hora de que Fedoci revise sus prioridades y vuelva a comprometerse con la causa principal: el desarrollo integral del ciclismo dominicano. De lo contrario, el costo de este delirio personal podría traducirse en oportunidades perdidas, talentos desaprovechados y un ciclismo nacional que continúa en la sombra de su propio potencial.
Por: Pedro J. Esquea
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