En medio de los anuncios triunfales de la Federación Nacional de Ciclismo, la realidad competitiva pintada en eventos internacionales dista enormemente de la retórica celebratoria. En lugar de posiciones privilegiadas, hemos cosechado resultados mediocres, poniendo en tela de juicio la dirección actual.
Resulta desconcertante que, mientras la federación se regocija por sus supuestos logros, los ciclistas nacionales luchan por destacar en competiciones internacionales. Este contraste plantea interrogantes sobre la efectividad de la gestión liderada por Jorge Bla como presidente y Antonio Tejada como secretario, junto con otros miembros cuya falta de colaboración se percibe como un lastre para el desarrollo del ciclismo competitivo.
Con elecciones a la vuelta de la esquina, surge la inquietante pregunta: ¿cómo puede una federación con un historial de resultados modestos aspirar a liderar el futuro del ciclismo nacional? La necesidad de un cambio se hace evidente, y con ello, la urgencia de poner fin a un legado que, lejos de ser brillante, se ha visto opacado por la falta de visión y resultados concretos.
Es imperativo que los amantes del ciclismo se unan para reclamar una renovación, respaldando a candidatos comprometidos con la revitalización del deporte. El legado de la actual administración ha perdido su brillo, y es hora de abrir paso a nuevas ideas y liderazgo fresco que impulse al ciclismo nacional hacia la excelencia que todos anhelamos. La comunidad ciclista merece más que posiciones mediocres en eventos internacionales; merece una federación que verdaderamente impulse el talento y la competitividad de nuestros ciclistas a nivel global.
Por: Pedro J. Esquea
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